Actualizado el miércoles, 13 octubre, 2021
Miles de personas en el mundo sufren las tiriteras del Parkinson: en Europa, su prevalencia alcanza el 1,43% de las personas mayores de 60 años. Esta enfermedad hace imposible llevar una vida normal porque ataca al área del sistema nervioso responsable de coordinar el tono muscular y los movimientos.
Actividades del día a día como preparar la comida o escribir se convierten en un infierno. Faii Ong, el responsable del GyroGlove, lo sabe muy bien. En su juventud en Londres dedicó parte de su tiempo a cuidar a una mujer de 103 años aquejada de Parkinson y pudo observar de cerca el deterioro y la angustia que provoca el perder el control sobre el propio cuerpo. Al igual que el Alzheimer, este trastorno neurodegenerativo es incurable. Consciente de ello, Faii Ong se entregó a buscar un remedio.
Ahora, su empresa ha diseñado un guante que contrarresta los temblores de la mano. Tras explorar otros métodos como pesas, bandas elásticas y sistemas hidráulicos y robóticos, dio con la idea definitiva: la instalación de unos giroscopios en la parte posterior de la mano, sobre los tendones, que detectan el traqueteo de las extremidades y lo compensan de manera automática y proporcional.
La sensación que provoca el guante en los usuarios es semejante a introducir las manos en un líquido espeso. Los primeros ensayos del equipo de la Imperial College London arrojaron resultados alentadores: el temblor se redujo en un 90%.
Anteriormente, se habían diseñado cucharas, bolígrafos o cinturones para mitigar las dificultades que implican tareas como comer o escribir. No obstante, el GyroGlove amortigua el problema desde la misma mano con el fin de devolver al enfermo la independencia perdida.
En la investigación han participado también distintas asociaciones que protegen a los pacientes de Parkinson y aguardan, esperanzadas, el lanzamiento del producto final.
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