La energía que usamos en nuestros hogares podría provenir siempre de una fuente renovable. ¿Qué pasaría si produjéramos nuestra propia energía? La ONU afronta este reto en su agenda a través del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. Esto ha llevado al desarrollo y la innovación energética a partir de múltiples iniciativas, a la diversificación de los agentes y organismos implicados, a la mejora de las rondas de financiación e inversión y, sobre todo, al aumento de la concienciación global en torno a la energía.
La energía renovable juega un papel esencial en este objetivo. Los paneles solares fotovoltaicos (PV), por ejemplo, ya han comenzado a popularizarse en muchos hogares y terrenos privados. Una de las iniciativas más innovadoras asociadas a organizaciones locales es la que lleva este tipo de energía hasta las instituciones educativas. Proyectos como Solar Schools (en Reino Unido) ayudan a las escuelas a financiar sus propias fuentes de energía. Es interesante mencionar estos proyectos asociados a instituciones educativas porque las ventajas son tanto sensibilizadoras como financieras. Una investigación del cambio de comportamiento muestra que la experiencia personal y el compromiso a través de la confrontación diaria con los problemas de energía en las escuelas pueden tener efectos positivos en el consumo de energía sostenible fuera del aula tanto por parte de las familias actuales como de los futuros consumidores.
Pero, ¿es rentable la instalación de estas energías renovables a pequeña escala? Para ello, es necesario superar tres desafíos:
- La pobreza energética ya es un problema global, ¿cómo garantizar que los grupos más pobres y vulnerables no queden también excluidos de este desarrollo?
- ¿Cómo definimos en qué (y quién) invertir los fondos públicos asociados a los retos de eficiencia energética?
- ¿Por qué tipo de energías renovables apostar en cada comunidad? ¿Solar? ¿Hidroeléctrica? ¿Biomasa? ¿Hidrógeno verde?
Son grandes retos globales a los que se enfrentan las comunidades en todo el mundo. Sin embargo, para alcanzar el ODS7, los proyectos renovables a pequeña escala tendrán un enorme potencial que debe ir acompañado del empoderamiento local, un cambio de comportamiento sostenible e innovaciones más eficientes para construir fuentes de energía renovable a gran escala.
Calcula el poder de tus decisiones en el sistema energético global
¿Cómo podemos los ciudadanos cambiar la forma en que producimos y consumimos energía? El cambio climático es omnipresente y la necesidad de actuar y cambiar es bien conocida. Algunos líderes internacionales se han comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero pero no es suficiente. El desafío sigue siendo equilibrar el impacto del cambio sobre las partes interesadas, las afectadas y la sociedad.
Innovadores proyectos como la calculadora de energía global (tool.globalcalculator.org) pueden ser un interesante referente. Fue creada a partir de la iniciativa del Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC) del Reino Unido para permitir que sus ciudadanos se informen de forma personalizada y proactiva. Es un paso importante para informar del impacto y la importancia de la responsabilidad individual, pero también es una herramienta digital que permite a los ciudadanos evaluar las acciones que ellos, y sus gobiernos a nivel local, nacional e internacional, pueden tomar cada día. Además de esto, pueden ver las implicaciones que estas decisiones tendrían en tiempo real.
No se trata tan solo de una calculadora de datos, es un sistema innovador y complejo que genera conciencia sobre los numerosos factores, a veces contradictorios, a los que se enfrentan los responsables internacionales en la toma de decisiones cuando intentan alcanzar los objetivos energéticos.
Los ciudadanos que acceden a ella pueden crear su propio camino energético para el país, retados ante las múltiples opciones y consecuencias a las que nos enfrentamos cuando intentamos descarbonizar la economía mientras se mantienen suministros de energía seguros y asequibles.
Es una herramienta que pone en valor la utilidad potencial de la simulación como un «espacio seguro» para que los responsables de comunidades experimenten también en su proceso de toma de decisiones, ya que genera conciencia sobre los numerosos factores que no siempre se tienen en cuenta.
La calculadora se basa en datos científicos contrastados, con el apoyo de los consejos de expertos de la industria, ONG e instituciones académicas. Desde el lanzamiento de la primera calculadora a través de la plataforma DECC 2050, la herramienta ha evolucionado constantemente para sumar los últimos avances y descubrimientos en energía y cambio climático.
Pero en definitiva, es solo un simulador. Lo importante será determinar qué harás como ciudadano comprometido con un futuro sostenible y cómo podemos sumar a nuestra comunidad en este reto. Sin duda, un futuro incierto nos espera y solo si sumamos la responsabilidad individual de la ciudadanía a la de las entidades públicas y las empresas privadas, lograremos alcanzarlo.